El castigo generado por la frustrada aventura australiana de Ebro Foods está remitiendo, pues los fundamentales del grupo son excelentes y los inversores esperan que sus gestores anuncien en los próximos días una alternativa que garantice la expansión proyectada a otras áreas geográficas. Así el valor rebotó ayer, tras haber llegado a caer a mínimos anuales (15,685 euros) el pasado martes, presionado por la noticia de que los accionistas de Ricegrower-SunRice habían rechazado su oferta de compra, presentada el pasado 20 de octubre.
La operación, que precisaba ser ratificada en la junta general de la empresa australiana por un 75% de las acciones de la clase A y de la B, obtuvo un respaldo del 67% de las primeras y de un 76% de las segundas, lo que supone no haber alcanzado la mayoría reforzada necesaria en ambas series para que la operación prosperase.
El resultado de la votación fue una sorpresa, máxime tras haber obtenido meses atrás la operación el visto bueno de las autoridades competentes australianas. No obstante, el grupo, que carece prácticamente de deuda y cuenta con una capacidad de endeudamiento muy importante -próxima a los 900 millones-, se espera que reconduzca la situación y mantenga sus expectativas expansivas.
Expertos del sector que descartan la posibilidad de una nueva oferta sobre Sunrise, pues fuentes cercanas a Ebro califican de justo el precio ofertado en su momento, lo que sí creen es que la multinacional española optará por otra adquisición en la región, cuya presencia actual es casi inexistente. Sin SunRice, el crecimiento del grupo será a un ritmo menos dinámico, pero mantendrá porcentajes atractivos.
El grupo Ebro Foods ocupa el primer puesto en el ranking alimentario español por facturación, siendo además el primer comercializador mundial de arroz y el segundo fabricante español de pasta. Las acciones de Ebro cuentan con un importante potencial alcista, dada su buena situación financiera y la interesante retribución al accionista que ha sabido establecer su equipo directivo. Los administradores patrimoniales estiman el precio objetivo de Ebro, tras el fracaso australiano, en la banda comprendida entre los 17,5 y los 18 euros.