En 1987, cuando estaba al frente del gobierno el actual presidente de la República Aníbal Cavaco Silva, Portugal inició el proceso de privatización de los grandes grupos financieros e industriales que habían sido nacionalizados en 1975, tras la "Revolución de los Claveles". El proceso duró más de dos décadas y rindió a las arcas públicas unos 30.000 millones de euros, que sirvieron para contener el déficit público. Sin embargo, queda todavía mucho por privatizar: según estimaciones recientes de la OCDE, si el Estado portugués pusiera hoy a la venta todas sus participaciones directas e indirectas ingresaría otros 30.000 millones, que es el equivalente al 18% del PIB, con lo que la deuda pública podría bajar de golpe del 93% al 75% del PIB, acercándose así a la meta ideal del 60% fijada por la Comisión Europea.
La nueva ola de privatizaciones impuesta ahora a Lisboa por la "troika" es, no obstante, de mucho menor calado. Si todo sale como está previsto, el Estado ingresará este año unos 5.500 millones de euros (3,5% del PIB), que corresponden a la venta al sector privado del 25% del capital que le queda en EdP,; del 51% en Ren y del 100% de Tap. La venta del BPN, que fue nacionalizado a finales del 2009 y que es una ruina de banco, saldrá prácticamente gratuita al eventual comprador. Lo que quedará después en cartera, para vender el próximo año y en el 2013, como Águas de Portugal (AdP), CTT (correos), CP (Transporte ferroviario), la gestora aeroportuaria ANA y una participación indirecta del 8% en la petrolera Galp Energia, apenas representará unos 3.000 millones, que también serán utilizados para reducir la deuda pública.
Interés español
Donde los grupos españoles que prometen dar más guerra, quizás, es en la enajenación del 25% de EdP, que ya cuenta una participación española importante, a través Iberdrola (6,8%) y CajAstur (5%). La eléctrica española, que llegó a controlar un 10% de EdP, alimenta grandes ambiciones en Portugal: controla un 24,4% del mercado eléctrico liberalizado, frente al 40,9% de EdP y el 26,3% de Endesa, se adjudicó la construcción del complejo hidroeléctrico del Alto Tamega, que tendrá una capacidad de 1.200 MW y representará una inversión de 1.700 millones de euros. Sin embargo, el presidente de Iberdrola, Ignacio Sánchez Galán, no suelta prensa sobre sus intenciones, y según algunos analistas, estaría interesado no tanto en el grupo EdP, sino en EdP Renovables.
El que si ha manifiestado públicamente su interés en EdP, es la eléctrica brasileña Electrobras, que quiere hacerse con una participación del 10% y entrar en el consejo de la homóloga lusa, que también opera en Brasil, donde puso en venta el 14% de su fílial local, por 390 millones de euros (representaría menos del 2,5% de la deuda neta del grupo, que alcanza casi los 25.000 millones de euros, cuatro veces el EBITDA). Sin embargo, si Iberdrola decide al final quedarse al margen de la operación, y si la oferta de Electrobras quedara descartada, lo más probable es que el 25% final del Estado en EdP pase a manos de inversores institucionales y de algún fondo soberano árabe. Hay que saber, además, que IPIC ya controla 2% de la eléctrica lusa.
La compañia aérea TAP
En cuanto a Tap, cuyo proyecto de privatización llevaba estancado desde una decena de años (tras el fracaso del acuerdo firmado con Swissair, que tenía previsto asumir la gestión y pagar 180 millones de euros por el 30% de la aerolínea lusa), su futuro podría pasar perfectamente por Madrid y Londres. En todo o caso, el consorcio IAG (Iberia/British Airways) ya manifestó su interés: además de ser una compañía rentable (descontando las pérdidas de la fílial de manutención Groundforce que está en venta, Tap ganó 62 millones de euros en 2010) la aerolínea lusa ocupa una posición clave en el tráfico aéreo con Brasil y África. Pero IAG tendría que darse prisa, sobre todo ante la idea general en Tap de que lo mejor para la compañía, que no quiere ver peligrar su "hub" de Lisboa para Brasil y África, es que la mejor propuesta llegara de Brasil (Tam-Lam), de Alemania (Lufthansa), o de algún país o compañía del Golfo Pérsico.
De hecho, Tap puso siempre una gran resistencia a cualquier proyecto de alianza con Iberia, y según se comenta en Lisboa, la situación no cambió mucho tras la creación de IAG. Así, según Fernando Pinto, que lleva diez años al frente de Tap y quiere verla privatizada a finales de año, cuando expira su mandato, la compañía tiene muchos novios y es posible que la mejor oferta económica no sea la más favorable para el futuro de la aerolínea. Las mayores presiones llegan de Brasil, donde se atribuye a Tap un "interés estratégico nacional": el tráfico Brasil-Europa crece a un ritmo anual del 15% y Tap vuela a diez ciudades brasileñas, que en el primer trimestre generaron a la aerolínea 450.000 pasajeros, de los cuales 185.000 brasileños que viajaran a Lisboa, Madrid, Paris y Londres. Pero Tam sólo adoptará su decisión tras la fusión con la chilena Lam y que pondrá en cuestión las alianzas internacionales: Lan opera con la Oneworld liderada por BA e Iberia, mientras que Tam y Tap lo hacen con Star Alliance, cuyo líder es Lufthansa y que es la que podría estar estudiando presentar igualmente una oferta por el control total de la aerolínea lusa.
La distribuiodra Ren
La privatización de Ren será quizás más pacifica: el Estado pondrá a la venta su participación del 51%, que estará dirigida principalmente a inversores institucionales, y igualmente a la españolas Ree y Enagas, que ya controlan respectivamente 5% y 1% de la empresa lusa, de cara a la próxima integración del mercado ibérico de la electricidad (Mibel) y del gas (Mibgas). En todo o caso, la privatización solo alcanza a la gestión y la explotación de de la red eléctrica, cuya infraestructura es propiedad del Estado.
Donde habrá también poca chica será en torno a la primera de las privatizaciones fijadas por la "troika" (el plazo expira a finales de julio), es la del BPN nacionalizado a finales de 2008 con un "agujero" de 2.000 millones de euros: el banco lleva ya más de un año en venta y no encuentra comprador. Pero ahora las condiciones de la operación han cambiado: para captar la atención de los bancos eventualmente interesados, como Banco Popular, Barclays y el portugués Montepío Geral, ya no se fijará un precio mínimo para la oferta (había sido colocado en 180 millones de euros) y sobre todo el Estado se hará cargo de los "activos tóxicos" y de la deuda de 5.000 millones de euros contraída con la CGD.
Aguas de Portugal
Donde si habrá batalla será en torno a_ l_a privatización de Águas de Portugal (AdP), sobre todo por parte de FCC, cuya fílial Aqualia ya tiene una fuerte presencia en el país. Hubo un momento en que se especuló sobre una eventual oferta de EdP, de cara a la creación de una "multi utilities", pero la idea fue abandonada, y de lo que se habla ahora principalmente es del interés de FCC, que tendrá probablemente en frente a Agbar, la fílial de Suez Environnement.
Otra operación que suscita el interés de grupos españoles como Ferrovial, Sacyr y Abertis es la de la gestora aeroportuaria Ana, cuyo modelo de privatización no está aún decidido. Algunos expertos defienden que habría que poner Ana en el mismo paquete la concesión del nuevo aeropuerto internacional, cuja construcción prevista para el 2017 en las afueras de Lisboa (Alcochete). La operación también afecta a la privatización de Tap, cuyo "hub" latinoamericano y africano de Lisboa sufre del "estrangulamiento" del viejo aeropuerto de Portela.
**Cepsa y GNF, en Galp **
El Estado saldrá igualmente del capital de la petrolera Galp, donde tiene aún una participación indirecta del 8%, cuya proceso de venta se verá afectado por las divergencias entre los dos accionistas de referencia: el italiano Eni, que busca un "bueno comprador" para su 33,33%, y Américo Amorim, que controla otro 33,33% pero conjuntamente con la petrolera publica angoleña Sonangol, que quiere deshacer la "joint venture" Amorim Energia, controlada por el "rey mundial" del corcho, para tener así una participación directa en la petrolera lusa. En todo o caso, Galp tiene muchos novios, como los chinos de Sinopec, Cnooc y Petrochina, pero igualmente a Cepsa.
Tras pasar bajo control de Ipic, Cepsa estudia la posibilidad de una alianza estratégica, no tanto en la Península, sino de cara principalmente a los activos que la homóloga portuguesa tiene en Brasil, de exploración y de producción de petróleo y de gas. Galp representa igualmente una buena oportunidad para Gas Natural Fenosa, que quiere llegar a controlar hasta un 10% del mercado energético luso.
Las restantes privatizaciones agendadas para el próximo año y para el 2013, son las de CP (transporte ferroviario), de CTT (correos), la actividad de seguros de la CGD, etc., operaciones donde tendrán ciertamente cabida ofertas españolas, las cuales ya no suscitan en Portugal el mismo rechazo con que eran recibidas en las décadas de 1980 y 1990, cuando todo lo que venía de España solo podían ser "malos vientos y malos matrimonios".
La idea general, es que esa fase quedó superada hace mucho, sobre todo desde la adhesión simultanea de Portugal y España a la antigua CEE (1986), y que se tradujo después en una creciente integración de ambas economías. Lo habitual ahora, es ver a los grandes constructoras y concesionarias operando en Portugal, haciéndose con importantes contratos de obra pública, la mayoría de las veces a través de consorcios mixtos, y solo raramente suscitan reacciones negativas.