Una plantilla de 12.000 empleados iba a ser adiestrada en la cultura de la eficiencia del BBVA. Sin embargo, la realidad ha sido muy dura, y el sueño, más bien se ha convertido en una pesadilla, con un alto coste para los propietarios (accionistas) del banco.
La inversión de 9.200 millones de euros, iniciada en 2006, ha cosechado beneficios netos muy pobres en cuatro ejercicios, 64 millones en el inicial, y de 203 y 211 en los dos años siguientes, siendo horrible el de 2009 con una pérdida superior a los 1.000 millones como consecuencia de tener que provisionar parte del fondo de comercio (exceso de precio pagado sobre los recursos propios), en una cantidad que superó los 1.300 millones. En el último ejercicio tampoco se han podido tirar cohetes, siendo el beneficio de 236 millones. En definitiva, el saldo de números rojos gana con una diferencia de 357 millones.
El negocio no marcha bien, incumpliendo los objetivos que se marcaron González y su entonces escudero, José Ignacio Goirigolzarri (prejubilado a los 55 años con una pensión anual superior a los 3 millones), ante los propietarios tras la compra del Compass en 2007 y que se cifraron en un aumento anual del beneficio en un porcentaje del 17% hasta el 2010, inclusive. Hechas las cuentas, el dictado de FG suponía aportar con su apuesta estadounidense 842 millones de euros al beneficio del BBVA en los tres últimos años, saldados por el contrario con una pérdida de 357 millones, como se ha explicado en el párrafo anterior.
Respecto al pasado ejercicio, Francisco González fijó en el plan USA de entonces (no ha decretado otro) un objetivo discreto de ganar 326 millones, pero se ha quedado en 236 millones, casi un 30% por debajo. Resulta preocupante la evolución de los negocios comprados, dando a pensar que le metieron gato por liebre en la mesa de póker del salón de Laredo (Texas).
El deterioro de la cartera crediticia de Compass se acerca al 14%, habiéndose multiplicado por cuatro los deterioros, que se sitúan próximos a la suma de los de todos los bancos de BBVA en Latinoamérica. El activo se ha estancado y lo más alarmante es la pérdida de depósitos de clientes, que han caído de 68.000 millones a 42.500 millones en el último ejercicio.
Sin embargo, los consejeros del BBVA, con Francisco González de gran timonel, no lo ven así. En los tres últimos ejercicios, el equipo directivo del Compass ha obtenido 97 millones de euros en primas por la gran labor que han realizado, que al parecer, por lo que se destaca en los informes oficiales, consiste básicamente en no haber caído en la tentación de dar muchos créditos basura (subprimes). El BBVA ha premiado a estos héroes con bonus valorados en 33 millones el pasado año, 18 millones en 2009 cuando se provisionó parte del fondo de comercio, y 46 millones en 2008, el año de las grandes expectativas, truncadas por la crisis financiera.
Estas primas, que previsiblemente aumentarán en el próximo ejercicio por arte de magia del comité independiente de remuneraciones, se deben al buen resultado del plan 2008-2010, por el que se asignó a los directivos de Compass y sus filiales, "unidades de acciones restringidas", quédense con esa definición tan científica, que a la postre significa dar acciones gratis del BBVA. Cuando se concibió este plan se les concedían 822.000 acciones, pero un año después con una crisis social y económica terrible se aumentó en un nuevo plan trienal hasta 1,13 millones, porque los beneficiarios estaban haciendo un gran trabajo. En el ejercicio vigente cuentan con dos planes de incentivos.
Los malos resultados de la aventura estadounidense de FG deberían servir para estar alerta frente a su último órdago, la compra del 25% del banco turco Garanti, por el que se ha pagado, con ciertos derechos a aumentar el porcentaje hasta el 50%, la friolera de 4.200 millones de euros, cifra ligeramente inferior a los 4.600 millones de beneficio del grupo BBVA del año pasado.
La Celosía es el blog de Gonzalo Garteiz y se pude consultar en www.gonzalogarteiz.blogspot.com