La pri­mera del sec­tor, Cajamar, pre­pa­rada para nuevas in­te­gra­ciones

El Banco de España presiona para que las cajas rurales se integren definitivamente

La junta di­rec­tiva de la aso­cia­ción del sector aborda hoy la pro­puesta de la va­len­ciana CRM para im­plantar el mo­delo Agricole o Rabobank en España

Caja Rural
Caja Rural

Hoy está pre­visto que la junta di­rec­tiva de la Asociación Española de Cajas Rurales aborde la pro­puesta for­mu­lada en no­viembre por el pre­si­dente de Ruralcaja y de Cajas Rurales del Mediterráneo (CRM), Eduardo Ferrer, para que las 74 en­ti­dades se in­te­gren en un Sistema Institucional de Protección (SIP) con el Banco Cooperativo Español (en el que están todas ellas ac­cio­na­rial­mente) como so­ciedad de ca­be­cera. Eduardo Ferrer envió una carta al pre­si­dente de la Asociación, Manuel Señorón (véase CapitalMadrid.com del 11 de no­viem­bre), en la que exige que se de­bata "con la má­xima ce­le­ridad po­si­ble", y para "determinar las en­ti­dades in­tere­sadas en abordar el pro­yecto con la má­xima ur­gen­cia", su pro­puesta. El sector acude a la reunión di­vi­dido, pero muy cons­ciente de que el Banco de España, una vez abor­dada la re­es­truc­tu­ra­ción de las cajas de aho­rro, exige que las ru­ra­les, el seg­mento más pe­queño del sis­tema fi­nan­ciero, se in­te­gren de­fi­ni­ti­va­mente y re­suelvan su ac­tual si­tua­ción de ato­mi­za­ción.

El presidente de CRM recuerda que la reforma de los estatutos del Grupo Caja Rural, aprobada el 28 de octubre, con la creación de un sistema de colaboración cooperativa y de un acuerdo regulador de las relaciones económicas entre las entidades, como respuesta a la negativa del Banco de España a aceptar un SIP sin mutualización del 100% de los beneficios, "no sólo ha generado una fuerte división" entre las entidades que lo componen, sino que "no satisface las necesidades que la realidad de nuestro sistema crediticio y del entorno económico requieren". Por tanto, hacen falta "soluciones alternativas auténticamente eficaces", y buscarlas "sin dilación alguna".

La propuesta de CRM es que los socios del Grupo Caja Rural se integren en un "grupo consolidable de entidades de crédito". Esto permite "unificar todos los servicios de apoyo", con el consiguiente ahorro de costes y la ganancia de eficiencia, uno de los puntos más débiles del sector. Esta fórmula permite "preservar la personalidad" de todas las entidades del grupo, así como "sus marcas locales". Ferrer subraya que el Grupo dispone "de los instrumentos adecuados para ejecutar el proceso con la urgencia que las circunstancias requieren": el Banco Cooperativo Español, que sería la sociedad cabecera del SIP, y al que se traspasarían todas las participaciones de las cajas rurales en Rural Servicios Informáticos (RSI) y en Rural Grupo Asegurador (RGA). En definitiva, un modelo muy similar al que tienen las rurales en Francia on Crédit Agricole, o en Holanda, con Rabobank.

En las cajas rurales, un sector muy atomizado, más de la mitad del sector está todavía, pese a las indicaciones del Banco de España, al margen del proceso de concentración. Cajamar, que está fuera del Grupo Caja Rural desde que rompió el pacto y abrió sucursales fuera de su territorio original, impulsó el primer SIP, al que se han sumado seis entidades de la Comunidad Valenciana, la Rural de Baleares y, pendiente sólo de su ratificación por la asamblea general, la de Canarias. Ruralcaja reaccionó con CRM, con 15 entidades de la Comunidad Valenciana. La sevillana Rural del Sur creó el Grupo Cooperativo Ibérico de Crédito, con la Rural de Extramadura y la de Córdoba. La Rural de Almendralejo replicó con un SIP formado también por cinco entidades andaluzas y extremeñas. Además, hay tres fusiones convencionales: Globalcaja, en Castilla La Mancha, con cuatro entidades, con la Rural de Ciudad Real al frente: la Nueva Caja Rural de Aragón, con Cajalón y Multicaja, rebautizada como Bantierra; y en Castilla León se han unido las rurales de Burgos, Segovia y Fuentepelayo (CajaCega).

Los movimientos se han acelerado desde la carta del presidente de CRM. Incluso se ha especulado con una fusión entre CRM y Cajamar, la primera del sector. Algo que las dos entidades han desmentido, más allá de reconocer, como hacen otras entidades, que "todos estamos hablando con todos, y de todo". Un directivo del sector señala que una integración entre Cajamar y CRM "es un terremoto de 9,5 escala Ritcher en las cajas rurales, equivalente lo que supondría una fusión entre el Santander y el BBVA para la banca".

La operación, que algunos ven factible sobre todo si hay rurales que se enrocan en la defensa numantina del actual modelo pese a las exigencias de una mayor integración por parte del Banco de España, plantea dos problemas. Uno, Cajamar está fuera del Grupo Caja Rural, y una fusión con CRM supondría que las 15 entidades del SIP impulsado por Ruralcaja se quedaran fuera de la Asociación, Y dos, la voz cantante del nuevo grupo la llevaría la entidad almeriense, tres más grande que CRM: 32.000 millones de euros en activos frente a 11.000 millones. Y tendría consecuencias políticas, porque la Comunidad Valenciana se quedaría sin entidades financieras, tras perder la CAM (en proceso de adjudicación), Bancaja (integrada en el Banco Financiero y de Ahorros/Bankia) y el Banco de Valencia (participado por éste y ahora controlado por el Frob).

Pero daría un salto en el sector de las rurales. Cajamar, 15ª entidad financiera de España, lideraría un grupo cercano al tamaño de Ibercaja: 40.000 millones de euros en activos frente a 45.000 millones. Y provocaría una reacción en cadena en los otros grupos creados por las rurales, mucho más pequeños: Grupo Cooperativo Ibérico tiene 6.800 millones en activos; Bantierra, 5.400 millones; Globalcaja, 4.400 millones; y la integración en Castilla y León, apenas 1.400 millones.

En cualquier caso, CRM ha abierto el melón de la integración y ha dejado muy clara su intención de liderar el proceso dentro de la Asociación Española de Cajas Rurales. Ahora deben mover ficha las demás. Mientras, Cajamar está preparada para nuevas integraciones, sobre todo de rurales descontentas con la actual situación.

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