CAJAS DE AHORRO

Ejercicio de autocrítica

Serra Ramoneda: "el la­drillo nos volvió lo­cos"

Antoni Serra Ramoneda
Antoni Serra Ramoneda

Consejero de ‘la Caixa' entre 1977 y 1984, antes de su fu­sión con la Caja de Barcelona, y pre­si­dente de Caixa Catalunya du­rante 20 años, Antoni Serra Ramoneda es el primer res­pon­sable de una caja de ahorro que hace un sano ejer­cicio de au­to­crí­tica. Con el sig­ni­fi­ca­tivo tí­tulo de "Los errores de las ca­jas" (Ediciones Invisibles), echa la culpa de la si­tua­ción de estas en­ti­dades fi­nan­cieras a las in­ver­siones en el sector in­mo­bi­lia­rio. "Por tra­di­ción ha­bían bus­cado en la se­gu­ridad tan­gible del la­drillo y en la ju­rí­dica del cré­dito hi­po­te­cario la pro­tec­ción ante el riesgo que de­man­daba la clien­tela, mien­tras los ban­cos, sus com­pe­ti­do­res, bus­caban en la fi­nan­cia­ción de la in­dus­tria y en el mer­cado de va­lores ren­ta­bi­li­dades más ele­va­das, aunque más in­se­gu­ras", ar­gu­menta en la pá­gina 8 de la obra.

"Sin duda muchas cajas cometieron el error de dejarse llevar por la euforia imperante sin calibrar que el exceso de oferta inmobiliaria a la que conducía el desenfreno constructor destruía el muro protector al riesgo que tradicionalmente comportaba la garantía hipotecaria", añade Serra Ramoneda. Dos páginas adelante, señala otras tres "carcomas que minaron las pilastras que sostenían el edificio" de las cajas: "el cambio de identidad irremediablemente provocado por una expansión geográfica disparatada; la falta de sintonía entre sus objetivos fundacionales y el modelo de gobierno que paulatinamente se impuso en las cajas; y las apetencias de una difuminada clase dirigente encarnada en unos políticos ansiosos de fortuna".

Serra Ramoneda recuerda que "una auténtica caja de ahorros es una entidad singular". "No es un banco", y todos deben tener "siempre presente la necesidad de defender esta diferencia, que se ha de reflejar no sólo en la Obra Social, sino también en los criterios aplicados a las decisiones financieras que incluyen la estructura de las remuneraciones" (página 16).

En la presentación, hubo para todos. Para bien y para mal. Para las cajas, porque suponían "un orgullo" dentro del sistema financiero español. Para ‘la Caixa', porque "ya era la primera caja del mundo cuando no había instituciones españolas que destacaran", porque siempre "ha sido la pionera en los cambios" y porque "mantendrá su Obra Social sin problemas". Pero sobre todo porque con CaixaBank, "que se puede codear con los grandes bancos", desaparece "esa frustración que ha tenido Cataluña de no tener una banca potente".

Para los que acusan a las cajas de politización, Serra Ramoneda replica que "las cajas más politizadas, en el sentido del peso de los partidos en sus asambleas, son las vascas, y sin embargo son las más solventes y las más rentables". "La politización es buena cuando los políticos son buenos", añade. "Habría que ver quién influye más, si la Generalitat en ‘la Caixa' o al revés", razona. Pero reconoce que "en algunas cajas, los políticos además quisieron ser gestores y no entendieron que una entidad financiera es un mecanismo muy delicado que hay que utilizar con cuidado".

Para el Congreso de los Diputados, mal, porque "no ha dedicado tiempo a debatir qué ha pasado con las cajas". Para la sociedad, porque "se ha producido un cambio sustancial y profundo sin un debate público". Para el Banco de España, "no sólo a este gobernador, también a los anteriores", porque le ha faltado "contundencia" para corregir los desvíos de las cajas

Para las fusiones, porque habrá más concentración y porque hay entidades "sobre las que se puede dudar de su viabilidad". "Todas las fusiones tienen problemas, no sólo las interregionales. BFA/Bankia lo va a pasar mal para poder devolver el dinero al Frob, lo mismo que NovaGalicia Banco o CatalunyaCaixa, y más todavía Unnim, no lo tendrán nada fácil para captar inversores privados", señala. Y para la bancarización, porque "querer ser como bancos ha tenido consecuencias negativas para las cajas". Y para la Obra Social, porque sin la reestructuración ya había cajas que habían reducido sus inversiones, y ahora "se van a  tener que apretar más".

Para el boom inmobiliario, porque "nos volvió locos a todos, no sólo a las entidades financieras".

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