REESTRUCTURACIÓN

La endogamia impide la concentración

Tras las ca­jas, las coope­ra­tivas de cré­dito

Banco de España
Banco de España

El men­saje es claro desde el Banco de España. Tras el pro­ceso de re­es­truc­tu­ra­ción de las cajas de aho­rro, que han pa­sado de 45 a una quin­cena en una pri­mera fase, habrá una se­gunda oleada de fu­siones en el sector fi­nan­ciero. Tanto en las en­ti­dades de aho­rro, que han op­tado todas (menos las pe­queñas Ontinyent y Pollensa) en tras­pasar a bancos sus ne­go­cios fi­nan­cie­ros, y donde otros mo­vi­mientos están es­pe­rando a ver quién se queda con la CAM, como en los ban­cos, donde ya se ha pro­du­cido el acuerdo entre el Popular y el Pastor y se está a la es­pera de lo que su­ceda en la en­tidad ali­can­tina y en el Banco de Valencia (grupo Bankia). Pero tam­bién en las coope­ra­tivas de cré­dito, es­pe­cial­mente en las cajas ru­ra­les.

En una asamblea de delegados sindicales del sector financiero celebrada en Toledo para informar sobre la situación de bloqueo de la negociación de los convenios colectivos, el secretario general de la Federación de Servicios Financieros y Administrativos (Comfia) del sindicato Comisiones Obreras (CCOO), José María Martínez, y su homóloga en Castilla La Mancha, Brigi Soánez, insistieron en que, tras haber revolucionado a las cajas de ahorro, ahora el Banco de España seguirá "en esa línea", pero con las cooperativas de crédito. "Se van a producir sinergias y concentración en el grupo de cooperativas de crédito", argumenta Martínez, por lo que las entidades de Castilla La Mancha deben insistir en ese camino. "Como va a haber más movimientos en el sector de las cajas rurales, es fundamental cerrar procesos de integración en marcha", razona.

Hubo críticas sindicales para todas las entidades de la región. A Globalcaja se le reprocha el retraso en el acuerdo laboral, que sólo es posible "si la caja que más o menos lidera el proceso abandona sus posiciones más intransigentes y rígidas", en referencia a Ciudad Real. El problema, según los sindicatos, radica en la armonización de los sueldos, más altos en Cuenca y Albacete que en Ciudad Real.

A la Caja Rural de Castilla La Mancha, la antigua Rural de Toledo, que se ha mantenido al margen de esta fusión tras haber negociado dos veces con la de Ciudad Real y otra con la de Albacete, se le critica precisamente por su resistencia a la integración, "por intereses que no tienen que ver con la entidad". Martínez no dudó en señalar con el dedo: la cúpula directiva de Caja Rural de Castilla-La Mancha "acumula gran dosis de endogamia, donde los cargos se heredan y donde las relaciones familiares entre presidencia y otros altos responsables son muy cercanas".

El 5 de agosto, el director general adjunto de la Caja Rural de Castilla La Mancha, Víctor Manuel Martín López, era nombrado director general. Es hijo de Rafael Martín Molero, director general durante los últimos 17 años en la antigua Rural de Toledo, y que tiene a otro hijo trabajando en la entidad: Rafael Martín López, que es director de Organización y Sistemas. Y el presidente, Andrés Gómez Mora, también tiene a sus dos hijas en la caja rural, una de ellas como directora de Recursos Humanos, como desveló CapitalMadrid.info el 6 de septiembre.

Para Martínez, esta situación particular es la que "está imposibilitando que Caja Rural de Castilla-La Mancha converja en un proceso de integración", porque los directivos piensan "más en sus intereses de grupo que en los intereses generales de la entidad".

Además, los ocho directivos de la entidad cobran el equivalente al 27% de los beneficios de ésta, "la tasa más alta" entre las grandes rurales españolas, y sus retribuciones aumentaron el 31% durante el periodo 2008-2010, pese a se redujo de diez a ocho miembros y a que los beneficios de la entidad cayeron un 35 %.

Críticas también a las patronales, porque los convenio colectivos en el sector financiero están bloqueados porque éstas piden la congelación de los sueldos de los trabajadores como medida de "solidaridad" en el marco de la crisis económica, mientras que los sindicatos exigen que esa "solidaridad" sea compartida. La patronal de las rurales pide una congelación de cuatro años, y la Acarl, de las cajas de ahorro, exige dos años, y que en los dos siguientes los sueldos se vinculen a los incrementos del PIB. "Si la persistencia en el bloqueo de convenios continúa, es probable que el ambiente social interno de las entidades se vaya a caldear y mucho", avisa el secretario general de Comfia-CCOO.

 

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