La compra de deuda pública por inversores privados e institucionales está permitiendo a los Gobiernos financiar los elevados déficit públicos a un coste históricamente bajo por los reducidos tipos de interés. Esta situación de alta demanda de activos soberanos que, por otra parte, se benefician de la falta de alternativas inversoras a largo plazo con atractivo suficiente, podría alterarse gravemente si cunden dudas sobre la solvencia de algún emisor soberano, aunque sea Grecia, una economía del tamaño del estado de Massachussets.
Después, sostienen los especialistas, los inversores podrían cuestionar a otros emisores, como España e Italia, y continuar con Gran Bretaña, y si este escenario se hiciera realidad, el turno le podría llegar también a Estados Unidos, cuya deuda nacional, superior al PIB, es suficiente mérito para entrar en el grupo de apestados.
El Tesoro estadounidense se está financiando sin dificultades, pero la demanda de inversores extranjeros ha descendido hasta alcanzar un récord en diciembre pasado cuando China, entonces primer acreedor del país, redujo sus tenencias de deuda estadounidense en 34.200 millones de dólares hasta los 755.400 millones. Japón, que ha reemplazado a China como principal inversor en_ Treasuries_, también ha reducido su cartera en 11.500 millones de dólares hasta los 768.800 millones.
Los analistas, alarmados con la dimensión que está alcanzando el "mal griego" -- aún sin resolver--, tienen presente en sus estudios lo imprevisible de las crisis financieras cuando estallan y ponen como ejemplo el caso de Tailandia, cuyos problemas de solvencia desataron una crisis de confianza que desembocó en una crisis financiera que terminó afectando a la región a finales de los 90. Algunos expertos, quizá los menos optimistas, equiparan el caso griego al tailandés, y los más, sostienen que está localizado y confinado descartando un eventual contagio. Mientras en los círculos políticos de Washington los problemas de Grecia se comentan con preocupación, la posición oficial ante la opinión pública es que se están siguiendo de cerca y que será la Unión Europea la que se haga cargo del posible rescate.
Por el momento, la situación del país mediterráneo está favoreciendo al dólar y a los activos denominados en esa divisa en detrimento del euro, que cotiza a 1,35 dólares y podría atravesarlo encaminándose al nivel de 1,34, solemnemente llamado por los analistas el "cruce de la muerte", desde los máximos de 1,50 de diciembre.
El Tesoro estadounidense necesita unos 3,5 billones de dólares más en los próximos tres años para financiarse, además de amortizar este año el 36 por ciento de los instrumentos a corto en circulación. La confianza de los inversores en el actual contexto es fundamental para poder colocar este volumen ingente de deuda estadounidense; si se debilitara hasta desatar una crisis de confianza, el fenómeno de la globalización confirmaría que los problemas de las pequeñas economías pueden llegar a ser un caballo de Troya en todo el sistema.