POSICIONES BAJISTAS

La realidad suele estar en la sencillez

Los prés­tamos de va­lores fa­ci­litan los ru­mores

Cuando el 8 de enero salió a la luz que BNP Paribas, el primer banco francés (con per­miso de Crédit Agricole), su­pe­raba el 3% del Popular, se hi­cieron todo tipo de es­pe­cu­la­ciones y cá­ba­las. Desde que BNP Paribas imi­taba a Ram Bhavnani (Zaragozano, Bankinter, Popular) y to­maba po­si­ciones ante una po­sible fu­sión u OPA hos­til, hasta una fan­tas­ma­gó­rica ma­niobra del pre­si­dente del Popular, Ángel Ron, para re­ducir el peso de su nú­cleo duro (Sindicatura de Accionistas y Allianz, fun­da­men­tal­men­te). BNP Paribas se li­mi­taba a decir que era una in­ver­sión fi­nan­ciera.

Unos días más tarde, el banco francés había prestado el 0,8% del Popular a Santander y a Citi, que a su vez eran intermediarios de otros inversores. Supuestos especuladores bajistas, dado el momento en que se produjeron los préstamos de títulos. Con este préstamo, BNP Paribas bajaba temporalmente su participación en el Popular del 3,01% al 2,56%.

Con esta operación quedaba claro que la entrada de BNP Paribas en el Popular no era el inicio de un baile de fusiones o de OPA hostiles en la gran banca española. Sino simple y llanamente el negocio de préstamo de títulos, muy demandado por los especuladores que toman posiciones cortas y bajistas, que juegan a que un valor baje en Bolsa.

El sistema es, en principio, sencillo. Y legal. Otra cuestión es que sea ético jugar a forzar una bajada de la cotización de una sociedad. Un inversor (en realidad, un especulador) toma títulos en préstamo de una sociedad cotizada si cree que va a caer en Bolsa. Las acciones que toma prestadas las vende luego en el mercado con la esperanza de recomprarlas más baratas en un futuro. La entidad que alquila las acciones, BNP Paribas en este caso, recibe a cambio un interés que se pagará durante el periodo que dure el contrato con el inversor. Los dividendos los suele cobrar el prestador aunque no disponga de los títulos, añadiendo más rentabilidad a la operación de préstamo de títulos.

En una operación similar, BNP Paribas compró acciones del Santander hasta reunir el 3,193%, con un desembolso de 633 millones de euros. Antes, el banco francés ya contaba con el 2,52% del grupo que preside Emilio Botín. De ese 3,193%, sólo el 0,43% es por cuenta propia. En esa operación, BNP Paribas ha cancelado nueve préstamos por 22,8 millones de acciones que procedían del BBVA, del Santander y de la propia entidad francesa,** **teniendo como beneficiarios a Rabobank, Caceis Bank y Skandinaviska Enskilda Banken, respectivamente.

Unos días más tarde, BNP Paribas reducía su participación en el Santander desde el 3,12% al 2,49%. El banco francés se ha deshecho de un total de 52,4 millones de acciones, por un importe de 503 millones de euros. De ese 2,49%, el saldo a cuenta de terceros ha aumentado del 2,16% al 2,23%, mientras que la cartera propia ha descendido del 0,96% al 0,25%.

Todas estas operaciones de BNP Paribas, y de otras entidades financieras nacionales y extranjeras, sólo se conocen cuando superan los topes legales, el 3%. Pero se hacen todos los días, porque el préstamo de títulos es muy rentable. Sobre todo cuando florecen los especuladores bajistas, como en estos aciagos días de los mercados.

Lo que plantea, una vez más, la necesidad de que los reguladores adopten medidas más severas y, desde luego, más eficaces y disuasorias respecto a la rentable pero poco ética práctica de jugar en Bolsa a provocar la cotización de una sociedad mediante el manejo de títulos que no son propiedad del especulador, sino que los ha tomado a préstamo.

Otra reflexión al hilo de BNP Paribas: generalmente, la explicación más sencilla de un movimiento bursátil es la más verosímil. Es más tentador dejarse llevar por especulaciones sobre una OPA hostil, o una fusión. Pero suele chocar con el sólido muro de la realidad.

 

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