FG ne­ce­sita re­su­citar la co­ti­za­ción para no tener pér­didas en sus op­ciones

Colas de clientes en sucursales del BBVA provocan alarma entre inversores

No había re­ti­radas de de­pó­si­tos, sino per­sonas que re­co­gían sus dor­sales para la Carrera Solidaria pa­tro­ci­nada por el banco

Colas en el BBVA
Colas en el BBVA

El pa­sado viernes va a ser di­fícil de ol­vidar para el BBVA y para al­gunos in­ver­so­res. El BBVA ya había co­men­zado la am­plia­ción de ca­pital para fi­nan­ciar la compra de una par­ti­ci­pa­ción en el Garanti turco y para re­forzar los re­cursos pro­pios bá­si­cos, y pese a ofrecer un des­cuento de hasta el 29% sobre el precio de las ac­ciones en el mo­mento de anun­ciarse la ope­ra­ción, no en­tu­sias­maba pre­ci­sa­mente a los in­ver­so­res. En ese con­texto, al­gunos ope­ra­dores bur­sá­tiles re­ci­bieron el aviso de que en al­gunas su­cur­sales del BBVA se es­taban pro­du­ciendo cre­cientes colas de clien­tes. Incluso lle­garon a cir­cular por los co­rreos elec­tró­nicos fo­to­gra­fías de aglo­me­ra­ciones de clien­tes. Y em­pe­zaron a cir­cular ru­mores sobre que el se­gundo banco más grande de España se es­taba en­fren­tando a pro­blemas de li­qui­dez. En las Bolsas in­ter­na­cio­na­les, estas es­pe­cu­la­ciones hi­cieron que las ac­ciones del BBVA se des­plo­maran por las ventas ma­sivas de tí­tulos por parte de al­gunos in­ver­sores para no ser víc­timas de un co­lapso fi­nan­ciero en el banco que pre­side Francisco González.

El nerviosismo de los operadores bursátiles y de los responsables de inversores institucionales como fondos de inversión y de pensiones y compañías de seguros crecía hasta que llegó un dato tranquilizador. Las colas de clientes en las sucursales del BBVA no estaban producidas por intentos de retiradas de depósitos, sino que éstos se estaban apuntando a la Carrera Solidaria, patrocinada por el BBVA y que iba a tener lugar el domingo siguiente en Madrid. Eran corredores que acudían a las sucursales del BBVA a recoger sus dorsales. Y la calma llegó al BBVA y a su cotización.

Todo hubiera quedado en una anécdota si no fuera porque esta esperpéntica situación refleja la desconfianza de los operadores bursátiles y de los inversores internacionales hacia el BBVA. Desconfianza que se percibe en hechos como que el coste de los seguros que cubren el riesgo de impago de la deuda (CDS) del BBVA, aunque está en línea con el de otros bancos españoles, es muy superior al de la mayoría de los europeos y de los internacionales. Y en que el BBVA tiene que pagar una sobreprima de casi 200 puntos básicos para poder colocar su deuda en los mercados internacionales, cuando otros bancos europeos lo hacen entre 50 puntos básicos y 100 puntos básicos.

Pero hay más motivos para la preocupación entre los inversores internacionales con posiciones en el BBVA. Francisco González es el único presidente de los bancos que cotizan en el Ibex que tiene apuestas alcistas sobre su entidad. El resto tiene opciones sobre acciones vinculadas a los programas de retribución de sus respectivos bancos, pero no contratos suscritos a título personal. Esta decisión del presidente del BBVA fue aplaudida en su momento por el mercado, ya que interpreta  que así demuestra su confianza en el futuro del banco que preside. A la inversa, cuando era presidente de Argentaria, los inversores institucionales criticaron que apenas tuviera acciones del banco, obligándole a invertir 500 millones de las antiguas pesetas en títulos de la entidad. Ahora ha aprendido la lección y se ha dado prisa en acudir a la ampliación de capital puesta en marcha para financiar la compra del Garanti y reforzar el capital básico del BBVA.

El caso es que Francisco González (FG), máximo responsable de BBVA, se juega 5,5 millones de euros en opciones sobre acciones de la entidad: depende de si el banco que preside duplica su valor en bolsa en un plazo de 16 meses. El presidente del BBVA suscribió hace cuatro años tres contratos de productos derivados sobre 1,8 millones de acciones del banco, que suponen el 0,048% del capital.

Esos contratos le dan derecho o le obligan, según el caso, a comprar acciones del grupo a precios que se sitúan hasta un 130% por encima de los actuales niveles de cotización. Por lo tanto, presentan actualmente importantes minusvalías latentes.

El primero de los contratos se suscribió el 28 julio de 2006, según la documentación registrada en la CNMV. Entonces, FG adquirió una opción para comprar 600.000 títulos de BBVA en julio de 2011 a un precio de 17,46 euros. Por tanto, la acción debería subir un 90% en nueve meses para hacer atractiva la opción. El mismo día, FG suscribió un segundo contrato, que le obliga a comprar a un tercero 600.000 acciones del banco a un precio de 14,97 euros, en caso de que la entidad cotice por debajo de ese umbral cuando vence la opción, en julio de 2011. Por esta operación, FG percibió 1,16 millones de euros, que seguramente ayudaron a financiar parte de la prima (1,55 millones) que tuvo que pagar para adquirir las opciones de compra del primer contrato y que perdería si no las ejecuta. En este segundo contrato, FG acumula unas pérdidas latentes de más de millones de euros.

El tercer y último contrato se firmó el 16 de febrero de 2007. Una nueva opción de compra por otras 600.000 acciones de BBVA, que vence en febrero de 2012 y que tiene un precio de ejercicio de 21,45 euros por título. Nada menos que un 130% por encima de los niveles de cotización del BBVA previos a la ampliación de capital. La prima que FG pagó asciende a dos millones de euros, que perdería si no ejercita la opción.

Parece fundamentado el temor de algunos inversores a que el presidente del BBVA trate en los próximos meses de realizar operaciones que levanten la alicaída cotización del banco, teniendo en cuenta que el descuento implícito en la ampliación de capital no favorece precisamente esa subida.

Y hay más. Los inversores institucionales no ocultan su malestar por el hecho de que al menos ocho bancos de inversión tenían todos los detalles de la ampliación de capital el sábado, cuando ellos no recibieron esa información hasta el martes. El riesgo de uso de información privilegiada parece evidente, y más si se analiza la fuerte caída en la cotización del BBVA el lunes previo a la comunicación al mercado de los detalles de la operación. La caída del 3,6% fue la mayor sufrida por el banco en los últimos tres meses.

Antes de que la información se hiciese pública, al menos ocho bancos de inversión tenían todos los detalles de la ampliación de capital. Se trata de Morgan Stanley, Goldman Sachs, Citigroup, Credit Suisse, JPMorgan, Nomura, Société Générale y UBS, entidades que aseguraron la operación. Esos bancos firmaron el sábado con el BBVA el contrato de aseguramiento de la ampliación de capital, de acceso público en la SEC, pero no en la CNMV. El contrato incluía cláusulas de confidencialidad y prohibiciones expresas a las entidades que participaban en la operación de operar por cuenta propia con acciones del BBVA A cambio del aseguramiento recibían una comisión del 1,75%, unos 88 millones de euros. Además, los bancos coordinadores recibían el 0,15%, 7,5 millones. Unas comisiones, por cierto, más bajas que en otras operaciones similares.

Pese a que el diseño de la operación estaba decidido y el contrato de aseguramiento con ocho bancos de inversión firmado el sábado, el BBVA no comunicó la ampliación de capital hasta el martes, después de que el consejo de administración del banco la aprobara el lunes 1 de noviembre, día de Todos los Santos (festivo en España, pero con los mercados bursátiles abiertos)

Por cierto, el contrato de aseguramiento contiene algunas cláusulas que dan a los bancos de inversión participantes el derecho a tener por adelantado "hasta el punto en que sea razonablemente posible" los borradores de hechos relevantes, notas de prensa y modificaciones de sus documentos de registro que el BBVA vaya a realizar siempre que estén ligados con la ampliación de capital.

 

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