Según un buen conocedor del sector, hace un año miles de pequeños brokers que prestaban sus servicios en grandes entidades se pasaron a pequeñas firmas independientes, o crearon las suyas propias, para sobrevivir en el brutal ajuste que vivió el sector. Hoy, los grandes bancos están buscando a muchos de esos profesionales para que se encarguen de su distinguida clientela rica, la que tiene bienes o inversiones por más de 10 millones de dólares.
Citigroup es el que parece liderar el reclutamiento de estos asesores, con docenas de ejecutivos contratados en lo que va de año. Pero no está solo; otras entidades como Bank of New York Mellon y Wells Fargo también están siendo muy activos en el fichaje de asesores, la mayoría de los cuales proceden de la banca privada.
El perfil más buscado es el de un profesional que haya trabajado en una firma de prestigio, que tenga una buena agenda de clientes y que sea flexible para completar su formación en seguros, negocio crediticio y en planificación. Wells Fargo, por ejemplo, está buscando fuera de la banca privada incorporar a 150 nuevos asesores, mientras que Citi, que se propone contratar a 260 profesionales en los próximos tres años, lo está haciendo entre las filas de Goldman Sachs y de Barclays.
Es un hecho algo singular, señalan los expertos, que los bancos que quieren incrementar su negocio de asesoramiento a clientes especiales estén pensando en contratar tanto a profesionales que ya conocen ese mundo, como a brokers, pues hasta el estallido de la crisis eran colectivos con cierta afinidad entre sí en cuanto al tipo de trabajo, pero que en muy pocas ocasiones han trabajado juntos por diferencias en su cultura financiera y, lo que es más importante, salariales.
Hasta ahora al menos, era norma en Wall Street que los profesionales de banca privada recibieran un salario y bonus fijados por el banco, mientras que los asesores financieros, mejor pagados, fueran a comisión. Pero, con los mercados deprimidos y los clientes apostando por inversiones conservadoras y menos rentables, algunos asesores están aceptando pasarse al negocio de banca privada y garantizarse un salario.
Algunos asesores con una dilatada experiencia en banca de inversión que ya han hecho el viaje a la banca privada reconocen que aceptaron dar el salto atraídos por el nuevo tipo de clientela y por la posibilidad de acceder a productos sofisticados. Otro elemento que les resulta atractivo cuando se trata de trabajar en un gran banco global es que la cartera de clientes suele ser internacional, una diferencia importante cuando se viene de entidades demasiado locales y muy centradas en el mercado doméstico. Y, claro, también el dinero.
Según firmas especializadas en reclutar ejecutivos, normalmente cuando un banco privado llama a la puerta de un asesor para contratarle puede llegar a triplicarle sus emolumentos, salarios y bonus incluidos.