Pero la euforia que vive Latinoamérica entraña riesgos de recalentamiento y posibles burbujas financieras, según ha advertido el Fondo Monetario Internacional, que recomienda que se vayan retirando paulatinamente las medidas de estímulo económico que se aplicaron tras el estallido de la crisis global con el objeto de reducir tensiones macroeconómicas. Algunos expertos opinan que los dos principales motores de la región, Brasil y México, ya estarían entrando en una fase de desaceleración, lo que favorecería aliviar los riesgos de sobrecalentamiento que amenazan al primero.
Las razones son que algunas materias primas que Brasil exporta a China están abaratándose y que el mercado estadounidense sigue sin levantar cabeza dañando las exportaciones mexicanas, cuya economía se contrajo casi un 7 por ciento el año pasado, arrastrada por la recesión de Estados Unidos. En opinión de algunos expertos, México previsiblemente no recuperaría el ritmo de crecimiento de 2007 hasta el año 2012.** **
Al contrario que en Europa y Estados Unidos, Latinoamérica está saliendo de la crisis a un** **"ritmo más fuerte de lo esperado", según el FMI, que estima un crecimiento económico del 5,7 por ciento de media este año y del 4 por ciento el próximo, gracias a las exportaciones de materias primas y a la demanda interna. Entre las economías de mayor éxito destaca Perú, con una expansión del 8,3 por ciento, mientras que Brasil y Argentina crecerían un 7,5%. Por su parte, la economía mexicana avanzaría el 5,0%.
Según el Banco Mundial, la cuantiosa llegada de capital extranjero a los mercados emergentes es consecuencia del alza de precios de las materias primas y de los altos tipos de interés domésticos con respecto a las economías más desarrolladas. Para frenar la presión sobre las divisas por la entrada de capital especulativo varios países, como Brasil, han tenido que instrumentar medidas penalizadoras sin que hayan supuesto un desincentivo real a invertir en economías que están creciendo a tasas superiores al 5 por ciento.
En este sentido, el FMI aboga por que los controles de capital vayan acompañados de políticas cambiarias flexibles, consolidación fiscal y de un aumento de la supervisión y del control del sector financiero. Según la agencia de calificación crediticia Moody's, América Latina tendrá este año unas necesidades de financiación equivalentes al 8% de su PIB, pero no tendrá dificultades para atender sus déficit fiscales que, si bien crecieron durante el peor momento de la crisis -- la media fue del 3 por ciento del PIB en 2009 --, se espera sean más bajos este año.** **
Además, y a diferencia de anteriores períodos de crisis, el sistema bancario de la región está ganando dinero y no ha necesitado de rescates públicos, y financia sin dificultades la expansión de las empresas locales.
Los principales riesgos para la región proceden sobre todo de la demanda externa. Los expertos advierten de que una recuperación más lenta de la esperada en las economías desarrolladas podría afectar a los precios de las materias primas, y que aquellos países con fuerte presencia de banca extranjera podrían verse expuestos a un canal adicional de contagio.