El éxito del sector exportador germano es tal que algunas voces están pidiendo cierta calma por temor a un sobrecalentamiento de la economía, y advirtiendo de los riesgos que puede acarrear convertirse en un gran socio comercial de China como el de la piratería, un fenómeno al que se enfrentan las grandes empresas estadounidenses y japonesas, y cuya sofisticación la permitiría hacer réplicas de Mercedes o BMW.
Las exportaciones alemanas a China en el segundo trimestre duplicaron la tasa del 25 por ciento de las de Estados Unidos. En lo que va de año más de la mitad de lo que crecieron las ventas alemanas al exterior se debió a la demanda china. Contabilizando las exporataciones en proporción al PIB, en lugar de en términos de dólares, Alemania es en estos momentos el primer proveedor de productos del mundo, bastante alejado de Estados Unidos. El año pasado Alemania exportó a China por valor de 115.000 millones de dólares, mientras Estados Unidos lo hizo por más de 370.000 millones.
Algunos empresarios alemanes declaran sin reparos que China "es vital para el futuro de Alemania" y celebran que su modelo, basado en la promoción de PYMES, sea puesto como ejemplo de éxito por el consejero delegado de General Electric, Jeffery Immelt. Los alemanes han creado "centros empresariales" para ayudar a las pequeñas medianas empresas a acceder al mercado chino, con dinero público que ha financiado los contactos y el impulso de las relaciones comerciales.
Además se ha valorado positivamente entre las autoridades chinas que la entrada de los alemanes se ha hecho con un tono menos conflictivo, sobre todo con los delicados temas del tipo de cambio o las violaciones de los derechos de patente, y más centrado en vender. Alemania se ha diferenciado claramente de Gran Bretaña y Estados Unidos, enfocados en la venta de servicios financieros, vendiendo lo que mejor sabe hacer: productos manufacturados.
Incluso empresas relativamente pequeñas han crecido en mercados controlados por grandes compañías globales, desde el de tuberías a la óptica o los electrodomésticos. Las exportaciones representan ahora más de un tercio del PIB alemán, más del doble que en Estados Unidos, casi como el PIB de India, de 1,2 billones de dólares.
El impulso exportador está permitiendo, a diferencia de Estados Unidos, crear empleo en Alemania, cuya tasa de paro es dos puntos porcentuales menor, y donde muchas empresas están escasas en mano de obra y piden relajar las normas de inmigración.
El Dorado chino que ha descubierto Alemania está llegando en el mejor momento desde los difíciles años de la reunificación en los que el desempleo se disparó y los salarios registraron importantes pérdidas de poder adquisitivo. No obstante las incertidumbres que amenazan a la eurozona y la certeza de que la demanda china no será infinita, los especialistas coinciden en que la economía alemana está en mejores condiciones que en el pasado para beneficiarse de un prolongado ciclo expansivo.