Ante una declaración tan vaga, sin el apoyo explícito que esperaban los operadores de los mercados, el presidente del Banco Central Europeo se vio ayer en la obligación de salir al paso de lo que puede ser un creciente encarecimiento de la moneda europea, con las barreras que puede hacer crecer de cara a la recuperación de las exportaciones y en definitiva del crecimiento europeo. La recuperación de la principal locomotora de la economía europea, como es la alemana, depende más que ningún otro grande de la continuidad de sus exportaciones.
Desde Estambul, Jean Claude Trichet, declaró en una entrevista concedida a Bloomberg TV, que la devaluación del dólar respecto del euro no debe ser el resultado inevitable del debilitamiento global de la estructura de la demanda.
Para que no quedaran dudas, alabó las declaraciones de los dirigentes políticos de Estados Unidos en favor de un dólar fuerte y aseguró que "bajo ninguna circunstancia habrá un cambio en la posición bilateral euro/dólar". No ha añadido ninguna precisión al respecto, pero tras haberse revalorizado el euro un 13 por ciento desde mediados de abril, los miembros del consejo de Gobierno del BCE observan especial atención los movimientos del billete verde.
La buena evolución de la economía americana, con creamiento del sector servicios por primera vez en el último año, podría haber hecho abandonar destinos estimados como refugio, como es el caso de dólar. Por otra parte el sí irlandés al Tratado de Lisboa abre la puerta a la agudización del proceso de unión europeo, lo que conlleva una revalorización implícita de su moneda.