Una de las pequeñas dudas que aún ayer mantenían los analistas es si la caja de Telefónica da para tanto dividendo, para comprar acciones propias y para poder mantener las inversiones necesarias en todo el mundo. Pues sí. Las cifras confirman que sí da para tanto. En concreto, la generación neta de caja de la operadora española se sitúa en estos momentos en unos 17.000 millones de euros al año. Subir el dividendo a 1,30 euros en 2010 supondría comprometer 6.200 millones para retribuir a los accionistas.
En fuentes del mercado se asegura que el plan de recompra de autocartera le costaría a Telefónica el próximo año unos 3.500 millones adicionales, con lo que el gasto en retribuir a los accionistas directa e indirectamente ascendería a unos 10.000 millones de euros. Eso significa que la compañía tendría todavía 7.000 millones para invertir (un 40% de la caja generada) sin tener que acudir a los mercados financieros a pedir dinero, cosa que han hecho en mayor proporción sus vecinas europeas como France Telecom o Telecom Italia, pasando por Deutsche Telekom.
Otra de las dudas que acompaña a los analistas es la crisis y su influencia sobre la capacidad de generar ingresos de Telefónica. Con las cuentas del primer semestre en la mano se evaporan los miedos. El beneficio neto ascendió a 3.619 millones de euros (un 0,7% más), lo cual sobrepasó las previsiones de los expertos, que vaticinaban una caída en los resultados. Es cierto que los ingresos cayeron un 2% hasta los 27.588 millones. Hay que tener en cuenta que durante 2008 la empresa tuvo operaciones extraordinarias como las ventas de AirWave y su participación en Sogecable. También afecta negativamente a las cifras finales la apreciación del euro que reduce los ingresos procedentes de países de fuera de la eurozona.
En términos homogéneos los ingresos habrían subido un 1,4%. Al final, la compañía tiene un 39,7% de margen sobre ventas, algo por encima del que tenía en 2008. Esto da una diversidad capaz de soportar la actual crisis que, por otra parte, está afectando menos a gran parte de América Latina.
Otra de las sorpresas que previsiblemente guarda en la manga César Alierta es el anuncio de que, si no se tuercen las cosas y ocurre un auténtico cataclismo en las bolsas, Telefónica alcanzará, por fin, el nivel de cotización que tuvo antes del estallido de la burbuja inmobiliaria, en torno a los 21 euros por acción. Desde aquel 2002 fatídico, el precio de mercado de las acciones de la compañía se han dejado muchas plumas por el camino. Hasta 2007 había perdido algo más del 60% de la cotización. A partir de ese año, debido en parte a la nueva política de retribuciones a los accionistas y en parte a la diversificación de los negocios, Telefónica ha ido recuperando poco a poco sus antiguos niveles y ahora está en 18,5 euros por título.
Por ello en Telefónica piensan que con una nueva subida de dividendos y un plan complementario de compra de autocartera se puede rozar en los próximos meses la cotización de 21 euros con lo que los accionistas fieles habrán logrado mantener su inversión intacta, además de haber logrado rentabilidades del 5% vía dividendo en los últimos doce meses, lo que supera con creces a las obtenidas en instrumentos financieros o depósitos bancarios.
El propio César Alierta va a recibir un buen aguinaldo con esta nueva política de retribuciones. En mayo recibió dos millones de euros brutos en dividendos por los cuatro millones de acciones que tiene en la compañía. Son suyos, al fin y al cabo. Otros de los grandes beneficiados en esta época de crisis son BBVA y la Caixa. El primero percibirá este año 342,6 millones de euros en dividendos por su 6,9% de Telefónica y la caja catalana percibirá 259,8 millones a través de su filial Criteria por el 5,4% que tiene en la compañía.