Una situación nada halagüeña para las cajas, que encima han terminado el pasado ejercicio con un deterioro de su liquidez a pesar del esfuerzo en la captación de depósitos realizado por estas entidades. Las cajas sólo financian con recursos de clientes el 85% de los créditos que conceden, lo que una pérdida de 1,22 puntos porcentuales sobre el mes anterior (en noviembre era el 86,22%).
Esto quiere decir que las cajas tienen que buscar debajo de las piedras cómo financiar 139.218 millones de euros, que es el resultado de restar a los créditos concedidos hasta el 31 de diciembre de 2008 (930.787 millones, el 7% más que en 2007) los recursos captados entre clientes (791.569 millones, el 5,7% de aumento sobre el año anterior).
La vía de realizar emisiones está prácticamente cerrada. En 2008, las emisiones experimentaron un retroceso del 7,9%, atribuible casi en su totalidad a los débitos representados por valores negociables, ya que las financiaciones subordinadas, como las emisiones de bonos o de cédulas hipotecarias, apenas han registrado actividad en los últimos doce meses. Sólo La Caixa ha realizado en lo que va de año una emisión de bonos, por un volumen de 2.000 millones de euros.
Las titulizaciones, fundamentalmente de hipotecas, se complican sobremanera con las bajadas de calificación de riesgo de las cajas. Así que el único recurso es acudir a las ventanillas de liquidez del Banco Central Europeo, lo que dispara el endeudamiento a corto plazo, cuando las cajas, como los bancos españoles, tienen una estructura de financiación basada en el medio y largo plazo.
Porque el camino de la captación de depósitos no parece sencillo por la competencia existente y por el elevado coste financiero. Pocas entidades pueden soportar en sus cuentas de resultado ofertas agresivas al 6% durante mucho tiempo. Y aquí el efecto de la crisis de Caja Madrid también juega en contra de las cajas. El mismísimo secretario general de los socialistas madrileños, Tomás Gómez, llegó a reconocer que la situación propiciaba retiradas de depósitos por parte de los clientes.
"La única caja que tiene el asunto resuelto, y más con el éxito de su emisión de bonos, es La Caixa. Y algunas lo van a pasar muy mal para hacer frente a sus vencimientos de deuda", señala el director de Tesorería de una entidad mediana.
Ahí están las cifras. Caja Madrid, en el ojo del huracán, tiene compromisos este año por 7.748 millones. La Caixa, con 3.768 millones, puede estar más que tranquila. La CAM, mucho más pequeña que la caja catalana, afronta 3.410 millones. Su competidora en Levante, Bancaja, 2.337 millones. Caixa Catalunya, 1.605 millones. Y Caixa Galicia, 1.150 millones.
A todas estas entidades que Caja Madrid salga todos los días en las noticias y con tintes claramente negativos les afecta en sus cuentas de resultados. Porque si no obtienen liquidez, tienen que restringir el grifo del crédito, con lo que dejan de engrasar el negocio más rentable, que es el de prestar dinero. Y tienen que endeudarse con sus clientes ofreciéndoles tipos de interés altos para poder captar sus ahorros. Historias para no dormir.