El apendicitis del Gobernador del Banco de España, secreto de Estado

Las en­fer­me­dades de los ges­tores pú­blicos se con­si­deran de in­terés ge­neral en otros países

La au­sencia del Gobernador del Banco de España del des­pacho del Caserón de Alcalá du­rante unos días ha sido de­bida en esta oca­sión a una li­gera ope­ra­ción de apen­di­citis que ha te­nido que su­frir. La dis­cre­ción sobre las ra­zones de la au­sencia del Gobernador ha sido ab­so­luta. Prácticamente sólo es co­no­cida por per­sonas de su en­torno más cer­cano. Por es­pe­cial in­di­ca­ción de Miguel Ángel Fernández Ordóñez no se ha dado a co­nocer a nadie ningún as­pecto de las con­di­ciones en que se ha pro­du­cido la ope­ra­ción.

La ausencia este año nada ha tenido que ver con la decisión del verano pasado de no incorporarse al despacho en los primeros días de agosto, cuando se produjo el primer problema grave de liquidez en el sistema financiero internacional. Medios del sector financiero no entendieron bien la justificación de Fernández Ordóñez, que pospuso su incorporación hasta que finalizaron las vacaciones.

En esta ocasión ha subido el tono de la preocupación sobre el alcance de la importancia de la operación, porque se ha conocido después de que otra entidad financiera, el Banco Popular, diera a conocer la necesidad de sustituir a su consejero delegado, José María de Lucía, por razones de salud.

El debate sobre la necesidad/obligación o no de dar a conocer el estado de salud de los hombres públicos y gestores de entidades que cotizan se ha agudizado tras plantear el diario Financial Times una consulta entre expertos para recabar su opinión. La generalidad de quienes respondieron, desde profesores y consultores a periodistas, considera que en este caso es un hecho relevante y los accionistas lo deben saber.

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