Las profundas diferencias entre Miguel Sebastián y Francisco González, y el supuesto diseño por el primero de la operación de Sacyr-Vallehermoso, para desbancar al segundo de la presidencia del segundo banco español, todavía no han cicatrizado. Zapatero estuvo especialmente cariñoso con González a la hora de recibirles. Bien es cierto que segundos después, durante los minutos que se permitió a los medios gráficos que tomaran imágenes del encuentro, González daba muestras de no encontrarse muy en su salsa, mientras Miguel Blesa, presidente de Caja Madrid, aparecía como el más tranquilo y satisfecho de una foto por la que Esperanza Aguirre hubiera dado todo lo posible para que no se hubiera producido.
Con todo, las relaciones parecen haber mejorado mucho. Fuentes próximas a Moncloa no descartan que en la próxima presentación del informe económico del Presidente del Gobierno, a las que no ha asistido en ninguna de las dos ocasiones Francisco González, no sea el consejero delegado, José Ignacio Goirigolzarri quien les represente, sino que lo haga el propia González. Así pues la recuperación de las relaciones entre la presidencia del Gobierno y el presidente de la segunda entidad financiera del país parece el logro más relevante de tan importante reunión.
Porque de lo ocurrido allí lo que sabemos es que todos coincidieron en subrayar la solvencia y la fortaleza del sistema financiero español al tiempo que confirmaron su compromiso de protección a los ahorradores e inversores. Con este compromiso España se suma a la tendencia de aumentar las garantías de los depósitos de sus ahorradores e inversores aunque no al nivel de hacerlo hasta el ciento por ciento como ya hacen al menos seis países de la Unión.
No resultaba fácil tomar decisiones al no contar con la presencia de Pedro Solbes. El vicepresidente se encontraba en Luxemburgo donde mostró su frustración porque no se siguiera el modelo español. La decisión de Angela Merkel de garantizar la totalidad de los ahorradores alemanes que tienen sus ahorros en entidades germanas echó por tierra su propuesta que pretendía que se hiciera de forma conjunta y que superara los 40.000 euros propuestos por el presidente de la Comisión Europea, Durao Barroso.
Según la explicación dada por Solbes al término del Eurogrupo, el nuevo mínimo será claramente mayor. Según el vicepresidente económico España no esperará a que el nuevo mínimo sea aprobado formalmente en la UE sino que le bastará para actuar con la propuesta formal del Ejecutivo comunitario. Pese a que supondrá un nuevo recorte a los resultados del ejercicio, banca, cajas y sindicatos saludan con satisfacción la decisión de Bruselas.